Cada vez que desbloqueas tu teléfono, la inteligencia artificial trabaja en segundo plano para facilitarte la vida. No es ciencia ficción ni una teoría conspirativa: la IA está transformando el mundo a un ritmo vertiginoso, revolucionando sectores como la educación, la medicina y, en particular, el derecho y la justicia.
Según Aristides Guerrero, profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM (México), el tiempo que pasamos en pantallas ha crecido exponencialmente. En promedio, los jóvenes mexicanos pasan más de 6 horas diarias frente al celular, consumiendo contenido en TikTok, Instagram y otras redes. Pero lejos de ser una amenaza, la inteligencia artificial puede ser una aliada en la modernización del derecho y la mejora del acceso a la justicia.
La IA ya no solo acelera procesos en la medicina o la educación; también está transformando los sistemas judiciales. Gracias a los algoritmos inteligentes, los jueces y abogados pueden analizar grandes volúmenes de información legal en cuestión de segundos, facilitando la toma de decisiones y reduciendo los tiempos de resolución de casos. Además, herramientas de IA pueden detectar inconsistencias en sentencias, garantizando que la justicia sea más equitativa y predecible.
Otro aspecto clave es la automatización de trámites legales, que permite a ciudadanos realizar consultas, acceder a asesoramiento legal y presentar documentación sin necesidad de largos procedimientos burocráticos. Esto representa una gran oportunidad para democratizar el acceso a la justicia, especialmente en comunidades donde los recursos jurídicos son limitados.
Guerrero destaca que la regulación es fundamental para asegurar que la IA se utilice de manera ética y beneficiosa para la sociedad. Mientras la Unión Europea, Francia y España han avanzado en la legislación sobre IA, Latinoamérica tiene una gran oportunidad para impulsar el desarrollo tecnológico con un marco regulatorio adecuado, que garantice la protección de derechos y la transparencia en la toma de decisiones automatizadas.
Las redes sociales y la inteligencia artificial han democratizado el acceso a la información y han potenciado la creatividad de millones de personas en el mundo. Guerrero plantea una reflexión: “¿Estamos aprovechando la IA para mejorar el acceso a la justicia y optimizar los procesos legales? La clave está en aprender a utilizarla a nuestro favor”.
El debate está abierto: ¿Cómo podemos garantizar que la inteligencia artificial sea una herramienta para fortalecer el derecho y la justicia? ¿Es momento de impulsar más educación digital y regulaciones que fomenten su uso ético?
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