💥 Milei rompe con Macri y avanza hacia la construcción de una nueva derecha sin concesiones a la casta

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Javier Milei, el presidente que llegó a la Casa Rosada con una motosierra simbólica y la decisión firme de terminar con décadas de decadencia, ha dado un paso más en su cruzada contra la vieja política. Esta vez, el punto de inflexión fue la relación con Mauricio Macri, un exmandatario que, si bien acompañó en momentos claves del Congreso, pretendía seguir operando desde las sombras y exigir lugares de poder en el Ejecutivo sin someterse a la nueva lógica libertaria.

Durante meses, Milei mantuvo una relación cordial con Macri. Incluso compartieron almuerzos en Olivos, donde el presidente siempre mostró respeto por su antecesor. Pero el líder libertario fue claro desde el inicio: no está dispuesto a negociar principios ni a gobernar en base a pactos de poder con estructuras partidarias que han sido parte del problema. El objetivo es claro: terminar con la casta política enquistada en todos los niveles del Estado, sin importar el apellido que lleve.

La ruptura se formalizó en el terreno más simbólico posible: la Ciudad de Buenos Aires, bastión histórico del PRO. Allí, Milei ha decidido dar la batalla y disputar el voto de los porteños con candidatos propios, verdaderamente comprometidos con las ideas de la libertad. La decisión de postular a Manuel Adorni, uno de los voceros más coherentes y valientes del espacio, es una señal clara de que La Libertad Avanza va por todo.

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Macri, incómodo ante la pérdida de protagonismo, eligió victimizarse. Dijo en público lo que venía insinuando en privado: que el gobierno libertario no le dio el espacio que pretendía. Pero lo que Macri no comprende —o no quiere aceptar— es que los tiempos han cambiado. Ya no alcanza con ser parte del establishment. Hoy la gente exige un liderazgo claro, sin medias tintas, sin pactos oscuros, sin “rosca” ni operadores.

El intento del PRO de frenar el avance libertario con figuras como Silvia Lospenatto demuestra que todavía no entendieron el nuevo clima político. Lospenatto, si bien con trayectoria, representa esa “nueva derecha” que aún arrastra vicios del pasado y busca agradar al progresismo antes que defender los valores de la república y la libertad individual.

La supuesta “fragmentación” de la derecha que algunos medios intentan agitar como una amenaza, en realidad es una depuración saludable. La irrupción de Milei puso en evidencia quiénes estaban por convicción y quiénes por conveniencia. Lo mismo sucede con figuras como Ramiro Marra, quien ya no representa al proyecto original y fue correctamente apartado.

Mientras tanto, el kirchnerismo, acostumbrado a capitalizar el caos, intenta pescar en río revuelto. Leandro Santoro lidera las encuestas según algunos sondeos, pero lo hace en base a un discurso edulcorado que esconde el mismo populismo que destruyó el país durante años. Su perfil moderado es solo una estrategia para colar por la ventana las ideas de siempre: más impuestos, más Estado, más control.

La pelea entre Milei y Macri no es una interna más. Es un parteaguas entre el pasado y el futuro. El presidente ha decidido ir hasta el final en su lucha por liberar a la Argentina de la decadencia moral, económica y política que la llevó al borde del abismo. Y para eso no puede haber compromisos con quienes —aunque con discursos distintos— siguen jugando el juego de la vieja política.

El pueblo argentino votó un cambio real, no maquillaje. Y Javier Milei lo está cumpliendo con coraje, claridad y convicción.

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