Este jueves, el papa Francisco sorprendió a los fieles al aparecer sin previo aviso en la Basílica de San Pedro. Vestido de manera informal —con poncho, camiseta blanca y pantalones oscuros— y en silla de ruedas, recorrió el lugar mientras continúa recuperándose de una doble neumonía. Su imagen, lejos del tradicional atuendo papal, conmovió profundamente a los presentes.
El pontífice llegó por la Puerta de la Oración, cerca de la residencia de Santa Marta donde permanece en reposo. Allí rezó ante la tumba de Pío X, pontífice con quien siente una fuerte conexión espiritual. Su presencia generó una ola de emoción entre fieles, peregrinos y trabajadores que no esperaban verlo.
Durante su visita, bendijo a niños y saludó a varios grupos de peregrinos que se encontraban en la basílica por el Jubileo de los enfermos. También conversó con restauradores que trabajan en la zona de la Cátedra, elogiando sus labores justo antes de la presentación oficial de las obras a la prensa.
Esta aparición se suma a otras dos sorpresas recientes: su bendición al final de la misa del Jubileo el domingo pasado y la audiencia informal con los reyes Carlos III y Camila el miércoles. A pesar de su delicado estado de salud, Francisco continúa acercándose al pueblo con gestos simples pero profundamente significativos.