Pese al discurso oficial que celebra una supuesta desaceleración, la inflación de abril fue del 2,8%, según el INDEC. Lejos de ser una buena noticia, el índice muestra que los precios siguen en ascenso y el alivio no llega al bolsillo de la mayoría.
Los alimentos, rubro clave para la canasta básica, aumentaron por encima del promedio, con subas marcadas en carnes, lácteos y cereales. Para millones de hogares, comer bien sigue siendo un lujo.
Mientras tanto, otras áreas como restaurantes, hoteles y actividades recreativas también registraron aumentos considerables, evidenciando que la economía sigue tensionada más allá de los “logros” que celebra el Gobierno.
El dato más crudo: la inflación interanual alcanzó un 47,3%, y para no ser pobre, una familia tipo necesita más de un millón de pesos por mes. El ajuste continúa, y los efectos se sienten día a día en las góndolas.