Organizaciones de derechos humanos denuncian un nuevo avance contra la libertad de expresión en Asia Central.
Rita Karasartova, referente en la defensa de los derechos humanos en Kirguistán, quedó detenida tras pronunciarse públicamente sobre un caso considerado políticamente sensible por el gobierno. La acusan de “llamados al desorden”, pero Amnistía Internacional denuncia un intento de censura.
La detención se dio en el marco de una investigación contra figuras críticas del poder, lo que refuerza las sospechas sobre un uso arbitrario de la justicia para acallar voces disidentes. Karasartova forma parte del Comité de Monitoreo Público, un órgano clave para el control de abusos en centros de detención.
Desde Amnistía Internacional exigen su liberación inmediata y advierten que este episodio marca un nuevo retroceso en la ya frágil situación de las libertades en Asia Central. La organización insiste en que opinar no puede ser un delito.