Luis Caputo anunció el levantamiento del cepo al dólar como parte de las condiciones impuestas por el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). A partir de ahora, el dólar operará dentro de una banda de flotación que irá de los 1.000 a los 1.400 pesos, lo que podría abrir una nueva etapa de volatilidad cambiaria e inflación en alza.
El anuncio, realizado en conferencia de prensa junto al presidente del Banco Central, Santiago Bausili, llega tras el desembolso de 20.000 millones de dólares por parte del FMI, en un contexto económico recesivo, con caída del consumo, pérdida de poder adquisitivo y tensión social creciente.
FMI, ajuste y liberalización: un cóctel explosivo para la economía real
Desde el Gobierno de Javier Milei se busca mostrar la medida como un paso hacia la “normalización económica”, pero especialistas advierten que el levantamiento del cepo, sin un plan productivo sólido, podría acelerar la inflación, encarecer las importaciones y golpear aún más a la clase media y los sectores vulnerables.
El nuevo esquema cambiario no sólo refleja una mayor dependencia del FMI, sino que además profundiza la lógica de ajuste estructural, priorizando el equilibrio fiscal y la confianza de los mercados por encima del bienestar social y el desarrollo económico interno.
El dólar libre preocupa a consumidores y pymes
Con un dólar que podría superar los $1.400, los precios de alimentos, medicamentos, tarifas e insumos básicos podrían dispararse, afectando el poder de compra de millones de argentinos. Además, las pymes y comercios advierten que la falta de previsibilidad cambiaria pone en riesgo la producción y el empleo.
En definitiva, el fin del cepo y la nueva etapa del acuerdo con el FMI no traen alivio, sino más incertidumbre. Mientras Milei refuerza su relato de libertad económica, la realidad muestra un Estado cada vez más alineado a los intereses financieros y alejado de las necesidades de la mayoría.