Desde inicios de abril, intensas precipitaciones azotan Bolivia, dejando un saldo trágico de 55 muertos, 8 desaparecidos y miles de comunidades dañadas. Varias regiones declararon el estado de desastre ante la magnitud de las pérdidas.
Las lluvias que se intensificaron en Bolivia a partir del 6 de abril han dejado una profunda huella en el país. De acuerdo con el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, ya se contabilizan 55 personas fallecidas, 8 desaparecidas y más de 590.000 familias damnificadas. El impacto alcanza a 6.174 comunidades distribuidas en diferentes regiones del territorio nacional.
Los departamentos de Beni, Oruro y Chuquisaca se han declarado oficialmente en situación de desastre, mientras que La Paz y Santa Cruz se mantienen en estado de emergencia. En total, 232 municipios sufren algún tipo de afectación producto de las tormentas, y más de 1.200 viviendas han colapsado o quedado inhabitables por las inundaciones.
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) advirtió que las lluvias podrían extenderse a lo largo de abril, lo que mantiene en alerta a las autoridades ante posibles desbordes de ríos. Paralelamente, se ha intensificado el monitoreo sanitario en las zonas más afectadas para evitar brotes de enfermedades transmitidas por el agua estancada.
Hasta el momento, al menos 103 familias han sido evacuadas de forma preventiva en áreas de alto riesgo, principalmente en los departamentos de La Paz, Santa Cruz y Potosí. Las autoridades continúan desplegando operativos para asistir a las poblaciones más vulnerables, mientras la emergencia climática sigue su curso y amenaza con agravarse.
