Presión por aumentos: la pelea silenciosa entre supermercados y empresas de alimentos

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En un nuevo capítulo de la tensión por los precios, dos gigantes de la industria alimentaria —AGD y Molinos Cañuelas— le advirtieron a las principales cadenas de supermercados que si no aceptan aumentos del 9%, dejarán de abastecerlas. Es decir: o aceptan pagar más, o se quedan sin productos.

¿Por qué quieren subir los precios?

Todo esto ocurre apenas dos semanas después de que el Gobierno levantó el “cepo al dólar”, un control que mantenía la cotización oficial más contenida. Con la nueva política cambiaria, se espera que el dólar pueda moverse con más libertad entre los $1.000 y los $1.400. Las empresas, anticipando que el dólar subirá (y que eso encarecerá sus costos), ya están remarcando precios aunque la suba todavía no se haya producido.

Lo curioso es que, hasta ahora, el dólar no explotó como se temía. Pero las listas con aumentos igual llegaron. Los supermercados, que vienen sufriendo una fuerte caída en las ventas desde hace más de un año, decidieron resistir. No porque quieran ser los “buenos de la película”, sino porque saben que si los precios aumentan más, la gente va a comprar todavía menos. Y eso los deja con góndolas llenas pero sin facturar.

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¿Qué pasa si no aceptan los aumentos?

La amenaza es clara: si no aceptan la nueva lista con aumentos, no hay productos. Algunas cadenas aseguran que ya dejaron de recibir nuevos pedidos. Por ahora están entregando lo que fue comprado antes de que se anunciara el nuevo precio, pero no están tomando nuevos encargos. Esto genera un riesgo real de desabastecimiento, sobre todo si otras empresas siguen el mismo camino.

¿Quién interviene en esta pelea?

El Gobierno, por ahora, se muestra a favor de los supermercados. El propio ministro de Economía, Luis Caputo, celebró públicamente cuando rechazaron los aumentos de otras empresas como Unilever y Molinos. Pero la situación es frágil. Si el dólar sigue subiendo —como ya ocurrió en los últimos días—, es probable que las alimenticias vuelvan a la carga con nuevos aumentos, esta vez con más argumentos.

El consumo sigue en caída

Este conflicto no se da en un país donde todo está bien. Al contrario: el consumo viene cayendo desde enero del año pasado, y en marzo de 2025 las ventas en supermercados bajaron más de un 7% comparado con marzo de 2024. Abril podría mostrar una leve mejora por Semana Santa, pero nada indica que se esté revirtiendo la tendencia.

¿Qué está en juego?

Más allá de la pulseada entre empresas, lo que está en juego es algo muy concreto: si los precios suben más, la gente compra menos; si no hay productos, tampoco puede comprar. Y todo esto mientras los salarios siguen perdiendo poder de compra y la inflación no termina de aflojar.

El desafío para el Gobierno es claro: frenar la suba de precios sin cortar el abastecimiento. Pero eso implica intervenir en un mercado donde, como se ve, los que tienen poder de fuego son las grandes empresas que fabrican los productos que todos consumimos cada día.

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