Milei en Madrid: un show patético que normaliza discursos de odio y desprecia la diplomacia

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El presidente Javier Milei cerró el Foro Económico de Madrid con una puesta en escena que tuvo más de provocación ideológica que de exposición económica. Ante unas siete mil personas, irrumpió al grito de “¡Viva la libertad, carajo! ¡Muerte al socialismo!”, mientras arengaba al público a corear insultos como “Pedro Sánchez, hijo de puta” y hasta llamaba a “zurrar al bandido local”. Lo que debería haber sido una participación diplomática terminó en un acto partidario internacional cargado de violencia verbal y escenografía populista, que mostró a un Milei más preocupado por alimentar su personaje que por representar institucionalmente a la Argentina.

Durante su discurso, Milei enumeró lo que considera los logros de su gobierno: levantamiento del cepo cambiario, reducción del déficit fiscal, despidos en el Estado, recorte del gasto público, y un supuesto crecimiento del 6% del PBI. En esa línea, aseguró que “el ajuste cayó mayoritariamente sobre el sector público y la política”, aunque omite el impacto real que esas políticas están teniendo en los sectores más vulnerables. Defendió su recorte con frases como “al kirchnerismo se lo combate con una motosierra”, y volvió a atacar a la prensa, a la que calificó de “basura mediática”, agitando una vez más el odio hacia los medios críticos.

Lejos de propiciar un debate serio sobre modelos económicos, el evento derivó en una provocación internacional. Los insultos contra el presidente del gobierno español Pedro Sánchez y la exaltación de consignas violentas fueron recibidos con entusiasmo por su público, pero encendieron nuevamente la tensión diplomática entre ambos países. Mientras tanto, la Argentina se aleja del perfil diplomático moderado que supo cultivar, sumergiéndose en un estilo de liderazgo confrontativo, reactivo y cada vez más aislado.

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Esta gira, que incluye visitas a Roma, el Vaticano, Madrid, Niza e Israel, parece estar más enfocada en reforzar su imagen ante su electorado que en construir puentes internacionales. En su discurso se definió como “el primer presidente libertario del mundo”, y prometió eliminar todos los impuestos “distintos al impuesto a la renta”, como parte de una futura reforma tributaria. Lejos de matices, Milei se presenta como un cruzado contra la “casta política mundial” y avanza con un discurso de trinchera, que desconoce los costos institucionales, económicos y sociales de su retórica incendiaria.

Su presencia en Madrid no fue la de un estadista, sino la de un agitador. Y mientras el presidente argentino se entusiasma con los aplausos de un público extranjero, crecen las dudas sobre las consecuencias internas de su estilo de gobierno, que celebra el ajuste, banaliza la violencia y siembra división como estrategia. El acto en Madrid fue, más que una intervención económica, la consolidación de un liderazgo peligroso que juega con fuego en nombre de la libertad.

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