Los presidentes de Brasil y Francia, Luiz Inácio Lula da Silva y Emmanuel Macron, se reunieron en París con el acuerdo Unión Europea-Mercosur como eje central del encuentro. Ambos líderes relanzaron el diálogo para destrabar un pacto comercial estancado por diferencias ambientales y económicas, y coincidieron en la necesidad de reforzar el multilateralismo.
La cumbre dejó en evidencia la sintonía entre Brasil y Francia, que buscan una agenda común frente a desafíos globales como el cambio climático, la seguridad alimentaria y el comercio justo. Mientras tanto, Argentina —bajo el gobierno de Javier Milei— se mantiene al margen de las negociaciones, sin presencia ni peso en el tablero internacional.
El mandatario brasileño insistió en que el acuerdo debe respetar las “asimetrías” entre los bloques y proteger a las economías más frágiles del Mercosur. Por su parte, Macron planteó condiciones vinculadas a estándares ambientales y productivos, en una postura que sigue tensando el diálogo pero sin cerrarlo.
La ausencia de la diplomacia argentina en instancias clave como esta genera preocupación entre analistas y exfuncionarios. Mientras otros países de la región negocian condiciones, la Casa Rosada opta por una política exterior aislacionista, con discursos grandilocuentes pero escasa estrategia concreta.