El club italiano Avellino ha protagonizado una curiosa coincidencia: cada vez que logra un ascenso, se produce un cambio en el papado. La más reciente ocurrió en abril de 2025, cuando el equipo ascendió a la Serie B y, dos días después, falleció el Papa Francisco.
Esta secuencia comenzó en 1959, cuando Avellino ascendió a la Serie C y poco después murió el Papa Pío XII. Desde entonces, en cada uno de sus ascensos, ha coincidido con la muerte o renuncia de un pontífice, incluyendo a Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI.
En 1978, el club alcanzó la Serie A por primera y única vez, coincidiendo con un año de tres papas: la muerte de Pablo VI, el breve papado de Juan Pablo I y la elección de Juan Pablo II. En 2005, ascendió a la Serie B mientras el mundo despedía a Juan Pablo II. Y en 2013, su regreso a la segunda división coincidió con la renuncia de Benedicto XVI y la elección de Francisco.
Este fenómeno ha generado una extraña fama en torno al club, justo cuando vuelve a la Serie B bajo la dirección de Raffaele Biancolino. La coincidencia entre los logros deportivos de Avellino y los cambios en el Vaticano ha captado la atención de medios e hinchas, convirtiéndose en una curiosidad del fútbol italiano.
Aunque se trata de una coincidencia, la repetición de estos eventos ha llevado a muchos a considerar a Avellino como un club con un destino peculiar, donde cada ascenso parece marcar el fin de una era en el Vaticano.
