Tras el nuevo acuerdo con el FMI, el gobierno de Javier Milei aplicó una segunda devaluación que disparó los precios de los productos esenciales. El impacto recae directamente sobre el consumo popular y profundiza la pérdida del poder adquisitivo.
La inflación no da tregua: suben los alimentos y productos básicos
Un relevamiento en la provincia de Buenos Aires confirmó lo que se siente a diario en cualquier supermercado o almacén: los precios de la canasta básica aumentaron entre un 7% y un 10% solo en abril, en plena escalada inflacionaria causada por la devaluación post-acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Entre los productos más afectados están:
- Aceite: +9%
- Gaseosas: +10%
- Yerba: +7%
- Carnes: +7%
- Pañales y papel higiénico: +9%
- Artículos de limpieza: +7%
El aumento no solo se concentra en alimentos. También se registraron subas en textiles, herramientas, materiales de construcción, autos y productos electrónicos, todos bienes que forman parte del consumo habitual de millones de personas.
La receta del FMI y Milei: ajuste, devaluación y pérdida de ingresos
La segunda devaluación del gobierno de Milei, celebrada por algunos sectores financieros, se tradujo rápidamente en más inflación para la gente común. No hubo tiempo para esperar derrames o mejoras de largo plazo: los precios subieron casi de inmediato.
“Si no se toman medidas de compensación, la consecuencia será una pérdida real de los ingresos”, advirtió Carlos Bianco, jefe de ministros bonaerense.
La advertencia no es menor: sindicatos ya reclaman reabrir paritarias y cada vez más trabajadores se ven obligados a ajustar su consumo frente a la caída del salario real.
La inflación de abril: una calma aparente que esconde una nueva presión sobre los hogares
Consultoras como Equilibra y Eco Go estiman que la inflación de abril rondará entre 3,8% y 4%, cifras que podrían parecer moderadas en comparación con picos anteriores. Sin embargo, el dato es engañoso: los aumentos se concentran en productos de consumo básico, lo que significa que afecta más a quienes menos tienen.
“Las devaluaciones en Argentina son inflacionarias e implican una redistribución de ingresos desde el trabajo hacia el capital”, explicó Bianco.
En otras palabras, los que viven de su salario son quienes terminan pagando el costo del ajuste.
Milei, FMI y la economía real: el impacto no es ideológico, es cotidiano
La segunda devaluación y la falta de medidas de contención agravan la crisis del consumo interno, en un contexto donde ya se venía registrando caída de ventas, aumento de la pobreza y deterioro de las condiciones de vida.
Mientras se anuncia con bombos y platillos la llegada de inversiones o el equilibrio fiscal, el precio lo paga la gente en la góndola, cada vez que llena menos el changuito con la misma plata.