
Una vez más, la Plaza del Congreso fue escenario de violencia estatal. Este miércoles, mientras el oficialismo bloqueaba el debate sobre aumento a jubilaciones, un fuerte operativo policial encabezado por la ministra Patricia Bullrich dejó 82 personas heridas y 4 detenidas, en el marco de una movilización pacífica de jubilados.
🧴 Gases, golpes y periodistas atacados
La represión comenzó pasadas las 15, con la calle Rivadavia vallada y un amplio despliegue de la Gendarmería, Policía Federal, Prefectura y PSA. Los agentes arrojaron gases lacrimógenos incluso sobre manifestantes que estaban en la vereda, muchos de ellos adultos mayores. El saldo fue alarmante: quemaduras químicas en rostros, una persona hospitalizada y brutalidades también contra periodistas.
Entre los agredidos estuvieron sobrevivientes del terrorismo de Estado como Guillermo Lorusso, y cronistas de La Nación+, El Destape y la agencia AFP. Cámaras rotas, gasificaciones, tonfas en la cabeza y detenciones arbitrarias completaron el cuadro de una jornada marcada por la violencia institucional.

✝️ La fe contra el ajuste y la represión
Antes de la represión, referentes religiosos realizaron una misa ecuménica frente al Congreso. El padre Paco Olveira, golpeado en marchas anteriores, advirtió: “No puede ser que cada semana se ataque a quienes reclaman con justicia”. El pastor Leonardo Schindler fue aún más claro: “Esto es contrario al propósito de Dios y a la dignidad de nuestros mayores”.
💬 Reacciones y denuncias
Desde organismos de derechos humanos y legisladores opositores, la respuesta fue de repudio absoluto. “Prefieren gastar millones en operativos represivos antes que sentarse a escuchar a los jubilados”, criticó la diputada Natalia Zaracho. Roberto Cipriano García, de la CPM, advirtió que “la impunidad judicial y el blindaje mediático agravan la violencia institucional”.
Mientras tanto, la represión se vuelve ritual de los miércoles frente al Congreso, donde los adultos mayores son el blanco del ajuste y del gas pimienta.