Mientras el mundo mira hacia el conflicto entre Israel e Irán, en Gaza se despliega una catástrofe silenciosa que combina hambre, desplazamiento forzado y colapso del sistema humanitario. El operativo israelí no solo ataca a Hamas: apunta directamente contra la población civil y, de forma más preocupante, contra los últimos vestigios del multilateralismo global, como lo es la agencia de la ONU UNRWA.
🔴 Gaza: epicentro de una guerra prolongada y estrategia de exterminio silencioso
Israel transformó la ayuda humanitaria en arma de guerra. Según la UNRWA, la principal agencia de Naciones Unidas en la región, la distribución de alimentos se convirtió en una “trampa mortal”. Centros improvisados, sin logística ni protección, son usados como cebos donde miles de palestinos desesperados caen bajo fuego mientras intentan conseguir comida. Desde mayo, el control exclusivo del reparto de alimentos fue delegado por Israel a una empresa estadounidense vinculada a intereses militares, marginando a organismos humanitarios internacionales.
¿La consecuencia? Más de 300 palestinos murieron en esas filas bajo bombardeos o disparos israelíes.
🇮🇱 Israel y la doctrina del castigo colectivo
El uso sistemático del bloqueo como política de Estado no es nuevo. Desde 2006, tras el triunfo electoral de Hamas, Israel y Egipto mantienen un cerco sobre Gaza que impide la entrada libre de bienes, personas y ayuda humanitaria. Pero desde el 7 de octubre de 2023, la ofensiva israelí escaló a un nivel sin precedentes, destruyendo infraestructuras críticas y dejando a 2,2 millones de personas totalmente dependientes de asistencia externa.
Más del 90% de los gazatíes fueron desplazados al menos seis veces desde el inicio de los bombardeos. Hoy viven entre escombros, sin acceso regular a agua, electricidad, alimentos ni atención médica.
⚠️ UNRWA bajo fuego: símbolo humanitario y político
La UNRWA no solo garantiza salud, educación y refugio a millones de palestinos desde 1949. Representa, además, la prueba viva del derecho al retorno de los refugiados, una de las principales reivindicaciones del pueblo palestino. Por eso Israel la convirtió en blanco político y militar.
En 2024, 126 de los 168 trabajadores de la ONU asesinados en el mundo eran de Gaza; 125 pertenecían a UNRWA. Israel además acusó sin pruebas a sus empleados de colaborar con Hamas y prohibió sus operaciones en territorio bajo control israelí.
🛑 Entre la humillación y el exterminio: una política deliberada
La arquitectura del hambre en Gaza es funcional al objetivo político de Israel: vaciar el territorio y quebrar la resistencia civil. Lo que no logra con bombas, lo intenta con asfixia social y económica. Jaulas metálicas en centros de distribución, disparos contra civiles hambrientos, restricción total de combustible que impide hasta la recolección de residuos: una guerra contra la vida cotidiana.
“No hay suficiente comida, ni centros de distribución, ni agua limpia. Las embarazadas no pueden amamantar porque no comen. Es una catástrofe de salud pública”, denunció Tamara Alrifai, portavoz de UNRWA.
🌍 El conflicto global y el silencio cómplice
El foco internacional está sobre Irán e Israel, pero en esa disputa geoestratégica se diluye el genocidio palestino en curso. Estados como Estados Unidos o Argentina, bajo la administración de Javier Milei, respaldan el accionar israelí sin cuestionamientos, mientras el sistema multilateral —ONU incluida— queda impotente ante la ofensiva total.
La sustitución de la UNRWA por actores privados afines al gobierno israelí marca un quiebre histórico. No solo se destruye un actor humanitario esencial, sino también el último canal simbólico que conecta al pueblo palestino con el derecho internacional.
🔚 Conclusión: Gaza como espejo de un nuevo orden global
Lo que ocurre en Gaza no es un evento aislado: es un síntoma del colapso de las reglas humanitarias internacionales. El uso del hambre como arma, la persecución de agencias de la ONU, la impunidad con que se atacan civiles, escuelas y hospitales, configuran una regresión civilizatoria.
Si el mundo no reacciona, Gaza será la tumba no solo de miles de palestinos, sino también de los principios que la humanidad juró defender tras la Segunda Guerra Mundial.