En una decisión clave de cara a las elecciones legislativas del 26 de octubre, la Cámara Nacional Electoral (CNE) aprobó oficialmente el diseño base de la Boleta Única de Papel (BUP), que se implementará por primera vez en todo el país para los cargos nacionales. El nuevo formato forma parte de la reforma electoral sancionada por el Congreso en 2024 y busca reemplazar el tradicional sistema de boletas partidarias múltiples, que históricamente estuvo bajo críticas por su opacidad, manipulación y falta de equidad.
La resolución fue adoptada en una acordada extraordinaria firmada por los jueces Daniel Bejas, Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera, y representa el paso formal más relevante hacia la implementación del nuevo sistema. Si bien el modelo aprobado es genérico, cada distrito confeccionará su versión final una vez oficializadas las candidaturas.
Una sola boleta, toda la oferta
La BUP tendrá un diseño estandarizado en todo el país y contendrá la totalidad de la oferta electoral nacional en una única papeleta, que será entregada al elector en el cuarto oscuro. Su objetivo principal es simplificar la emisión del voto, garantizar mayor transparencia y reducir costos logísticos y de impresión.
El formato y las dimensiones están regulados por el decreto 1049/24 y responden a criterios técnicos establecidos por la Cámara, que también definió reglas sobre la disposición de listas, logos, casilleros para marcar el voto y orden de los partidos (determinado por sorteo).
Un giro institucional con tensiones políticas de fondo
El cambio no es menor. Implica un giro institucional profundo que modifica décadas de prácticas electorales en la Argentina y toca intereses políticos sensibles. El viejo sistema —basado en boletas partidarias que los propios espacios distribuían— generaba recurrentes denuncias de robo de boletas, clientelismo y desigualdad entre fuerzas con mayor o menor capacidad logística.
Con la BUP, se busca nivelar el terreno electoral, pero también se plantea un nuevo escenario para los partidos chicos, que ahora podrían tener mayor visibilidad en igualdad de condiciones. Sin embargo, algunas fuerzas tradicionales, particularmente del peronismo, ven con desconfianza el cambio, ya que el nuevo sistema podría alterar la dinámica electoral en los territorios donde el aparato político partidario tiene peso decisivo.
Capacitación, el próximo desafío
Uno de los puntos clave que marcaron los jueces en su resolución es la necesidad de una fuerte campaña de capacitación ciudadana, tanto para votantes como para autoridades de mesa. Al ser la primera vez que se aplica este modelo, la correcta comprensión del funcionamiento de la boleta será fundamental para evitar errores y garantizar el correcto ejercicio del voto.
Organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos y autoridades judiciales fueron convocados para consensuar criterios de diseño y operatividad. Desde la Cámara, se hizo hincapié en lograr la máxima estandarización posible, tanto para facilitar la logística como para reducir la posibilidad de judicialización del proceso.
¿Qué se juega en octubre con este cambio?
La elección legislativa de octubre servirá como banco de pruebas político y técnico para este nuevo sistema. Su implementación llega en un contexto de fuerte desconfianza hacia las instituciones, malestar social y una democracia atravesada por discursos antisistema. Para el oficialismo, será una instancia clave para validar su gestión en el Congreso; para la oposición, un escenario para disputar poder sin la presión de una presidencial.
La BUP podría fortalecer la legitimidad democrática, pero su éxito dependerá de una aplicación ordenada, transparente y con fuerte acompañamiento pedagógico. Si el debut falla, el costo político será compartido por todo el sistema.