Era apenas una niña, pero se convirtió en una voz poderosa desde el corazón de Gaza. Con solo 11 años, Yaqeen Hammad enseñaba desde Instagram cómo sobrevivir sin gas, cómo cocinar en medio de ruinas, cómo no dejar que el miedo ahogue la alegría.
Murió el viernes por la noche, víctima de un bombardeo israelí en Deir al-Balah, al norte de la Franja, en medio de una nueva ofensiva aérea. Su historia se apaga, pero su legado resiste.
📱 Consejos, ayuda y ternura en medio del horror
Yaqeen no solo daba mensajes de aliento: acompañaba a su hermano Mohamed, trabajador humanitario, y juntos repartían comida, ropa y juguetes a familias desplazadas. En cada campamento improvisado, repartía helados, rezaba con otros niños, bailaba y sonreía, como si pudiera detener la guerra con ternura.
“Intento llevar un poco de alegría a los otros niños para que puedan olvidar la guerra”, escribió en una de sus publicaciones.
Era voluntaria en el colectivo Ouena, una ONG local. Y también una figura en redes: su comunidad online buscaba en ella una esperanza cotidiana, una prueba de que los niños aún podían soñar, incluso bajo los escombros.
🌍 Reacciones y homenajes
Cuando se conoció su muerte, las redes sociales estallaron en mensajes de dolor, impotencia y homenaje.
“Puede que su cuerpo ya no esté, pero su impacto sigue siendo un faro de humanidad”, escribió el fotoperiodista Mahmoud Bassam.
🔥 Más de 100 muertos en un fin de semana sangriento
En los últimos días, la ofensiva israelí se intensificó. El lunes, al menos 52 personas murieron, 31 de ellas en una escuela-refugio. El domingo, otras 38. En total, más de 100 vidas se perdieron solo durante el fin de semana. Entre ellas, Yaqeen y nueve hijos de una pediatra local.
La comunidad internacional expresó su indignación, pero el fuego no cesa. Gaza llora, y en medio de los escombros, el recuerdo de Yaqeen late como una chispa de dignidad infantil.