La Franja de Gaza enfrenta una catástrofe humanitaria sin precedentes: la ONU advierte que 14.000 bebés podrían morir en las próximas 48 horas si no se permite la entrada urgente de ayuda humanitaria. El bloqueo impuesto por Israel desde marzo ha paralizado el ingreso de alimentos, medicinas y combustible, dejando a más de dos millones de personas en condiciones extremas de supervivencia. Actualmente, solo una fracción de los camiones necesarios logra acceder al enclave, mientras hospitales y centros de nutrición colapsan por falta de recursos esenciales.
La situación es especialmente crítica para los más pequeños: más de 65.000 niños sufren desnutrición aguda, y muchos recién nacidos no tienen acceso a incubadoras ni leche infantil debido a la escasez de electricidad y suministros médicos. El sistema sanitario está al borde del colapso, con hospitales como Al-Shifa sin capacidad para atender a los pacientes, y numerosos centros de salud cerrados por falta de combustible y ataques directos.
La comunidad internacional comienza a reaccionar ante esta crisis. La Unión Europea ha anunciado una revisión de su acuerdo de asociación con Israel, y países como Reino Unido y Canadá han suspendido negociaciones comerciales en protesta por la situación humanitaria. Sin embargo, las organizaciones humanitarias insisten en que estas medidas diplomáticas deben traducirse en acciones concretas e inmediatas para evitar una tragedia aún mayor. 
