Pese a haber recorrido más de 60 países desde que fue elegido Pontífice en 2013, el Papa Francisco nunca volvió a la Argentina. A más de una década de su partida al Vaticano, el regreso a su tierra natal sigue siendo una promesa no cumplida. La pregunta persiste: ¿por qué el primer Papa argentino nunca volvió a pisar el suelo del país que lo vio nacer?
Jorge Bergoglio visitó numerosas naciones de América del Sur —Brasil, Bolivia, Paraguay, Colombia, Perú—, incluso algunas con fuertes crisis sociales o tensiones políticas. Sin embargo, su propio país quedó sistemáticamente fuera del itinerario. El contraste entre su cercanía con los movimientos populares y su constante ausencia física en la Argentina genera, al menos, cierta incomodidad.
Una voluntad siempre postergada
A lo largo de estos años, Francisco sostuvo en varias ocasiones su deseo de volver. “Querría ir, es mi pueblo”, dijo en 2024. Sin embargo, sus palabras nunca se tradujeron en hechos concretos. En 2017, estuvo cerca: el plan era visitar Chile, Argentina y Uruguay. Pero decidió cancelar el tramo argentino debido al contexto electoral. Argumentó que no podía visitar un país en campaña porque “hace daño”. Curiosamente, en otros destinos no aplicó el mismo criterio.
Su decisión de no regresar ha sido analizada desde distintos ángulos: desde el temor a quedar involucrado en disputas políticas internas hasta la dificultad de equilibrar afectos personales con la institucionalidad del Vaticano. Lo cierto es que, mientras su figura ganó peso en el escenario internacional, su lejanía física con los argentinos también alimentó lecturas más críticas, incluso entre fieles.
Presidentes y promesas sin resultados
Durante su papado, cuatro presidentes argentinos pasaron por la Casa Rosada: Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei. Todos lo visitaron en el Vaticano y todos expresaron su voluntad de facilitar su regreso. Ninguno tuvo éxito. Aunque las razones fueron diversas, la decisión final siempre pareció depender más de Francisco que del gobierno de turno.
Incluso cuando las condiciones parecían darse, el viaje fue pospuesto. La esperanza de su presencia fue una constante que nunca se concretó. Mientras tanto, su influencia en la política local, aunque a distancia, fue constante y muchas veces controvertida.
Un Papa crítico… desde lejos
En los últimos años, Francisco se expresó con dureza sobre la situación social argentina, especialmente tras la asunción de Javier Milei. Criticó la represión a manifestantes y cuestionó la política de ajuste: “En vez de pagar la justicia social, pagaron gas pimienta”, lanzó. También denunció supuestos pedidos de coimas en el gobierno, haciendo una advertencia general sobre la corrupción: “El diablo entra por el bolsillo”.
Si bien muchos celebraron estas declaraciones como un acto de valentía, otros se preguntaron por qué no acompañó con presencia concreta esa preocupación por su país. Su voz fue poderosa, sí, pero su cuerpo nunca volvió a estar entre quienes más lo esperaban.
¿Salud o estrategia?
Con el paso de los años, la salud del Papa fue un factor real en el retraso de su visita. A los 88 años, una neumonía bilateral debilitó su estado físico y complicó cualquier agenda de viajes. Sin embargo, hasta no hace mucho seguía realizando giras internacionales. ¿Fue sólo la salud lo que impidió su retorno?
En 2024, la CGT lo visitó en Roma y él aseguró que tenía una “agenda complicada”, pero que mantenía el deseo de venir. Incluso mencionó que quería ir a Santiago del Estero, Córdoba y la Patagonia. Pero una vez más, el viaje quedó en palabras.
Una ausencia que interpela
La ausencia del Papa en Argentina no solo se explica por cuestiones logísticas o de salud. También refleja una tensión más profunda: entre el líder espiritual global y el referente local que decidió mantenerse a distancia. Para muchos, su mirada crítica sobre el país pierde algo de fuerza cuando no va acompañada por el gesto simbólico —y político— de volver.
Más allá de su enorme influencia, Francisco deja una pregunta abierta: ¿por qué nunca volvió a abrazar a su gente en persona, después de tanto decir que quería hacerlo?