Aunque el gobierno celebró el fin del cepo cambiario como un paso hacia la “normalización” de la economía, para muchas familias argentinas eso no cambió una realidad concreta: del otro lado de la cordillera, los precios siguen siendo mucho más convenientes. Por eso, el cruce masivo a Chile no solo no se detuvo, sino que en algunas zonas explotó.
Un ejemplo claro es la región chilena de la Araucanía, donde las ventas crecieron un 535% en los últimos días. El fenómeno se hizo tan visible que los comercios decidieron abrir incluso en feriados religiosos como el Viernes Santo, algo que generó tensiones con los sindicatos que defendían el descanso tradicional de los trabajadores. El boom de consumo argentino obligó a reordenar prioridades.
¿Por qué los precios en Chile siguen siendo más bajos?
Aunque el tipo de cambio en Argentina se haya “liberado”, el peso sigue perdiendo valor frente al dólar y, como consecuencia, los precios internos siguen subiendo. La inflación no afloja, los salarios siguen corriendo detrás, y la distancia de precios con países vecinos como Chile se mantiene o incluso se amplía.
Por eso, muchas personas ven en un viaje de compras al exterior no un lujo, sino una estrategia de ahorro: cruzan para comprar desde ropa hasta electrodomésticos o productos de supermercado, que incluso con gastos de traslado, salen más baratos que en Argentina.
El contraste entre la macro y la microeconomía
El Gobierno, por un lado, muestra cifras que apuntan a una estabilización cambiaria o a un repunte de ciertos indicadores financieros. Pero para la mayoría de las personas, esos logros macroeconómicos no se traducen aún en una mejora del bolsillo. De hecho, el éxodo de consumidores argentinos hacia Chile o Uruguay evidencia que la economía “real” sigue muy golpeada.
Lo que se ve en la frontera es, en definitiva, la expresión concreta de una pérdida de poder adquisitivo que el relato oficial no logra tapar. Cuando las familias compran más barato afuera que adentro, no estamos frente a un fenómeno turístico, sino ante una distorsión estructural que persiste más allá de los anuncios.
La paradoja: crecimiento del consumo… pero en otro país
Para Chile, esta ola de visitantes argentinos es una inyección económica. Pero para Argentina, representa una sangría de consumo que podría dinamizar la economía local si los precios fueran más accesibles. En ese contexto, se vuelve urgente pensar políticas que devuelvan competitividad interna, sin depender solo del ajuste fiscal o la liberalización cambiaria.
Mientras tanto, la postal es clara: largas filas en los pasos fronterizos, changuitos llenos del lado chileno y, del lado argentino, comercios vacíos y salarios cada vez más erosionados.