La crisis económica en Argentina está afectando gravemente al sector gastronómico de la Ciudad de Buenos Aires. Desde marzo de 2025, el consumo en restaurantes ha caído un 20%, lo que ha llevado al cierre de numerosos establecimientos emblemáticos como Clo Clo, Hermann y La Emiliana. Factores como la inflación, la apreciación del dólar y la disminución del turismo han encarecido significativamente los costos operativos, mientras que el poder adquisitivo de los consumidores ha disminuido, limitando su capacidad de gasto en salidas gastronómicas.
Ante esta situación, muchos porteños han optado por alternativas más económicas como bodegones y pizzerías, que ofrecen platos abundantes a precios accesibles. Estas opciones se han vuelto populares debido a su relación calidad-precio y la posibilidad de compartir comidas, adaptándose a las restricciones presupuestarias actuales. Por otro lado, parrillas y restaurantes tradicionales enfrentan mayores dificultades debido al aumento de los precios de la carne y otros insumos, lo que complica su capacidad para mantener precios competitivos sin sacrificar calidad.
El panorama para la gastronomía porteña es incierto. Aunque algunos sectores como las pizzerías logran mantenerse estables, la mayoría de los restaurantes enfrentan desafíos significativos para sobrevivir. La falta de turistas, especialmente brasileños, y la disminución del consumo interno han generado un escenario preocupante para los empresarios del rubro. La situación exige medidas urgentes para revitalizar el sector y garantizar la continuidad de los establecimientos gastronómicos en la ciudad.